Esa mirada trágica
y ese sombrero cómico,
dan un porte mirífico
y un tanto enigmático.
Con su máquina clásica
escribe versos ácidos,
rima sonetos líricos,
desface entuertos mágicos,
da envidia a los pánfilos
por sus amores platónicos,
y está hecho un buen pájaro
con amigos utópicos
Estoy hablando de Sábina,
Joaquín para los íntimos.
Pasa de actos litúrgicos
menos del toreo clásico.
No tiene trino de pájaro,
tiene letras artísticas
de amadores fantásticos
y de tristezas tísicas.
Digamos que hablo de Sábina,
Joaquín para los íntimos
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